Guterres pide reformar el Consejo de Seguridad: “El mundo ha cambiado”

El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, propuso este martes, al dar inicio al 78º periodo se sesiones de la Asamblea General, «renovar las instituciones internacionales del siglo XXI», empezando por el Consejo de Seguridad.

“Nos enfrentamos a multitud de amenazas existenciales, desde la crisis climática a las tecnologías disruptivas”, comentó antes de observar que todo esto se produce en un momento de “caótica transición” en el camino que va de la unipolaridad de una sola potencia a la multipolaridad de diferentes potencias regionales, lo que genera tensiones geopolíticas y retos mundiales que van en aumento y a los que el mundo parece incapaz de responder.

“Sin embargo, la gobernanza mundial está estancada en el tiempo. No hay más que ver el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y el sistema de Bretton Woods”, subrayó Guterres, en alusión al poder de veto del que gozan las cinco potencias nucleares con sillón permanente en el Consejo de Seguridad —Estados Unidos, Rusia, China, Francia y Gran Bretaña— y que usan para sus propios intereses; y el sistema financiero heredado de los acuerdos de Bretton Woods de 1944, basado en el dólar como divisa de referencia internacional, con gran ventaja para Estados Unidos como país emisor.

Según Guterres, “las instituciones actuales —la propia ONU, el Banco Mundial o el Fondo Monetario Internacional— nacieron en 1945 y responden a una época donde gran parte de los países actuales vivían bajo el yugo colonial”.

“Autoritarismo en auge”

“El mundo ha cambiado. Nuestras instituciones, no —sentenció— y por eso no están contribuyendo a solucionar el problema de las divisiones crecientes, que no se dan sólo entre países o bloques, sino en el interior de las propias democracias, donde el autoritarismo está en auge».

“No podemos abordar eficazmente los problemas tal y como son si las instituciones no reflejan el mundo tal y como es. En lugar de resolver los problemas, corren el riesgo de convertirse en parte del problema”, afirmó.

“Teniendo en cuenta esa situación”, el diplomático portugués dijo que “ha llegado el momento de renovar las instituciones multilaterales basadas en las realidades económicas y políticas del siglo XXI y enraizadas en la equidad, la solidaridad y la universalidad”.

Según el secretario general de la ONU, «las reformas deberían empezar con el Consejo de Seguridad y seguir con el rediseño de la arquitectura financiera internacional, incluidos los bancos multilaterales de desarrollo, para que realmente sean universales y sirvan como red de seguridad para los países en desarrollo con problemas”.

«No me hago ilusiones»

Sin embargo, Guterres dijo no llamarse a engaño.

“No me hago ilusiones. Las reformas son una cuestión de poder. Sé que hay muchos intereses y agendas contrapuestos”. Pero aseguró que “la alternativa a la reforma no es el statu quo. La alternativa a la reforma es una mayor fragmentación. Es reforma o ruptura”.

Condena a la invasión rusa

Guterres tampoco se mostró muy optimista sobre el derecho a la paz, como está contemplado en la Carta de las Naciones Unidas.

“En lugar de acabar con la lacra de la guerra, asistimos a un recrudecimiento de los conflictos, los golpes de Estado y el caos. Si todos los países cumplieran las obligaciones que les impone la Carta, el derecho a la paz estaría garantizado. Cuando los países incumplen esas promesas, crean un mundo de inseguridad para todos. Un ejemplo: La invasión rusa de Ucrania”.

Y añadió que «esta guerra, que viola la Carta de las Naciones Unidas y el derecho internacional, ha desencadenado un nexo de horror: vidas destruidas; violaciones de los derechos humanos; familias destrozadas; niños traumatizados; esperanzas y sueños rotos».

Pero la guerra no se queda en Ucrania, ya que ese conflicto tiene graves implicaciones, “pues las amenazas nucleares nos ponen a todos en peligro”.

También dijo que, en todo el mundo, viejas tensiones se enconan mientras surgen nuevos riesgos, citando los conflictos del Sahel, la República Democrática del Congo, Haití, Afganistán, Oriente medio, Sudán y Siria, entre otros.

A continuación, Guterres recordó que la desigualdad es la gasolina de todos los descontentos: «Si no alimentamos a los hambrientos, estamos alimentando el conflicto», dijo, y recordó que la mejor arma contra los conflictos es apoyar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

En este sentido, pidió a los países tres compromisos realizables en lo inmediato: comprometer 500,000 millones de dólares al año para implementar esos ODS en los países pobres —“que gastan más en pagar su deuda que en sanidad”—; cambiar la estructura de los bancos multilaterales de desarrollo e idear mecanismos para aliviar la deuda de los países más afectados.

No olvidó mencionar las metas climáticas, y contrapuso el hecho de que los países del G20 más industrializados son responsables del 80% de emisiones de carbono, mientras que los africanos, pese a tener el 60 % de la capacidad solar del planeta, solo reciben el 2% de las inversiones en energías renovables.

Guterres también aludió a las desigualdades de género, al recordar que en muchos países las mujeres «siguen esperando la igualdad de oportunidades o igualdad salarial, o incluso igualdad ante la ley, (como esperan) que su trabajo se valore y sus opiniones cuenten».

«En todo el globo —lamentó— los derechos de las mujeres, incluidos sexuales y reproductivos, se están suprimiendo o reduciendo, y las libertades de las mujeres están siendo restringidas».

Alerta sobre la IA

Lanzó finalmente un llamamiento para hacer de la Inteligencia Artificial una herramienta de acceso al conocimiento y no de control ciudadano, para lo que hará falta organismos mundiales que supervisen su desarrollo y aplicación.

«Las Naciones Unidas se crearon precisamente para momentos como éste: momentos de máximo peligro y mínimo acuerdo», concluyó.

La Crónica